Al retomar el trekking del Mannaslu nos volvimos a encontrar con muchos más caminantes y caravanas de mulas que condicionaban nuestra marcha. En estos estrechos senderos puede resultar muy peligroso coincidir con estos animales cargados de voluminosos fardos y que se asusten con las bicis. De nuevo el cañón del Budhi Gandaki nos dejaba maravillados, al atravesar milenarios bosques cuasi tropicales que crecían frondosos en los recodos del camino. Múltiples puentes tibetanos lo cruzaban, ascensos y descensos para salvar los desprendimientos que las lluvias del monzón provocan en las verticales paredes por las que discurre la ruta, por la que cada día íbamos ganado altura. Fueron jornadas de muy poca ciclabilidad. Por fin una mañana pudimos divisar el mítico Mannaslu, pasábamos ya de los 3300m y alcanzábamos un colosal valle donde los gigantescos glaciares vomitaban morrenas cuyas dimensiones nos resultaban imposibles de calibrar desde nuestra ignorancia. Estábamos a una sola jornada de su campo base y la doble cima nos hacía volver la mirada cada vez que el camino nos lo permitía. Por la mañana limpio e inmaculado el resto del día las nubes se le agarraban como queriendo preservar su belleza. Curiosamente estos caminos tan altos resultaron los más ciclables a pesar de la dificultad que la ausencia de oxigeno nos provocaba. Tantos años leyendo aventuras de intrépidos Himalayistas que osaban intentar coronar a por unos minutos sus casi inalcanzables cimas. Tanta gente que se ha dejado la vida en pos de sus sueños montañeros. Nos sentíamos dichosos, afortunados de poder pedalear en este valle al pie de colosos singulares. Cuyas dimensiones y dificultad nos abrumaban más si cabe, ahora que estábamos en el auténtico regazo de los dioses. Siempre nos hemos considerado pequeños en las montañas, pero hoy somos ínfimos.
Esta fue nuestra primera vez, no habia duda era el.
Al otro lado de este puente un apacible valle a los pies del Manaslu.
Esto es Sama a 3520m, el ultimo pueblo grande a una jornada del campo base del Manaslu.
Estas son las calles de Sama, la mayoria de sus habitantes Tibetanos que huyeron tras la invasion China.
Esa tarde nos la pegamos mirandolo. Curiosamente la cima mas alta es la de la Izquierda al fondo.
A la salida de Sama camino del Larkya pass este hombre intenta ganarse la vida vendiendo algo de artesania. 3700m
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminar