Llevaba meses escuchando el nombre de este monte Gipuzcoano. De exploraciones diversas y de limpiezas de senderos.
Al final tenia una curiosidad tremenda por poder catar en mis ruedas las excelencias de este lugar a partir de ahora mítico.
La subida es muy dura con rampas que te hacen meter la reductora y pegar unos calderinazos de aupa.
Luego ya metidos en senda de bosque no queda mas remedio que empujar o portear la burra.
Luego de nuevo pillamos senda pero con la humedad y la hierba se hace muy duro el poder pedalear.
Finalmente casi ya en la cima pillamos unas lomas cimeras que se convierten en pedreras donde pegamos los últimos achuchones del día.
La cima del monte Ernio esta plagada de cruces, en recuerdo de muchas gentes que gustaban de subir aquí arriba.
El viento sacude con fuerza, lo que dificultara los primero giros.
Gracias a Mikel y Carlos por enseñarme esta maravilla en primicia.
Qué bueno!!
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