Entrar a este valle a siempre es algo especial. Esa carretera estrecha y sinuosa de ascensión constante, Vacas, terneros, caballos y potros pastando tranquilamente como si el mundo no fuera con ellos. La verdad es que a mi me pasa lo mismo cuando lo atravieso. Pasan las horas y casi me olvido del largo camino que tengo de vuelta.
El verde de la hierba ya no es tan intenso como en primavera, pero sigue destacando mucho.
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