viernes, 1 de julio de 2016

El Flysch entre Deba y Zumaia en BTT

Las montañas de Gipuzkoa son modestas comparándolas con los próximos Pirineos y otras cadenas montañosas, pero por fortuna podemos disfrutar de ellas incluso en la proximidad del mar. Uno de los tesoros que alberga nuestra pequeña provincia es el tramo de acantilado entre Deba y Zumaia. Este paraje últimamente está adquiriendo una notoria y merecida atención gracias al Geoparque de la Costa Vasca, una denominación que recibe el territorio conformado por los municipios de Mutriku, Deba y Zumaia. Hoy en día podemos disfrutar de la visita a este lugar en barco guiados por expertos geólogos que nos explican a través de las capas de roca, llamadas Flysch, mas de 60 millones de años de la historia de la tierra.

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Nosotros dejamos para otra ocasión esta interesante opción y nos decidimos a llegar a Zumaia partiendo desde Deba en bicicleta de montaña. Lo primero que conviene advertir es que es mucho más razonable realizar este recorrido a pie, puesto que prácticamente no hay diez metros llanos. Continuamente estaremos subiendo fuertes repechos o bajando inclinadas y difíciles pendientes. Si no estamos acostumbrados a llevar la bici por este tipo de terrenos será más cabal que optemos por dejar la bici en casa y nos pongamos las botas de caminar para disfrutar de esta ruta única. También se debe prevenir que hay que atravesar tres túneles que aunque son totalmente rectos y se ve la salida en todo momento será aconsejable llevar alguna linterna para no meternos en los charcos del suelo.

Al ser una ruta lineal debemos prever un modo de transporte que nos permita combinar el comienzo con el final de la ruta. Podemos hacer la combinación de varios coches pero será más práctico y ecológico tomar el tren costero que une ambas localidades. Una vez en Deba nos dirigimos por la parte más alta del pueblo a la ermita de San Roke. Desde aquí continuamos hacia la izquierda en busca de otra ermita. Esta vez la de Santa Catalina. En ella culminamos el primero de los ascensos del día. Desde aquí ya vemos el mar y disfrutamos de unas espectaculares vistas hacia el oeste de la costa vasca.

Cuando recuperamos el aliento iniciamos el descenso primero por unas campas de hierba y luego siguiendo el límite entre éstas y el bosque. Llegaremos a una carretera que cruzamos directamente para adentrarnos en el bosque por un camino con mucha pendiente y piedras húmedas por lo que debemos prestar gran atención. Llegando a una planta de aguas pondremos fin a este descenso y bordeándola por su izquierda encontramos un camino que nos lleva a la entrada de un túnel que atravesamos para ver la playa de piedras de Itxaspe, zona de surfistas.

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Continuamos por la pista que discurre a lo largo de la playa y atravesamos otros dos túneles. A la salida del último, nos encontramos con las vías del tren, que con cuidado atravesamos para coger un camino que asciende por la ladera de enfrente, en el que encontramos las marcas rojas y blancas del GR121. Otro fuerte ascenso nos hace recorrer la cabecera de un valle sin perder de vista el mar. Este monótono camino pone a prueba nuestras piernas y nos picamos entre nosotros para ver quién aguanta más sin poner pie a tierra.

Proseguimos después en descenso hacia la playa de Sakoneta, por laderas de hierba primero y un camino que haciendo una “ese” llega hasta el mismo borde del mar. Si hemos sido meticulosos con la preparación de nuestro itinerario habremos elegido un día en el que podamos hacer coincidir la llegada a este lugar con la marea baja. De esta forma, siendo muy cuidadosos podremos recorrer las rocas que forman el Flysch de la playa de Sakoneta. Según los geólogos estas rocas son una gran enciclopedia donde se pueden leer más de 60 millones de años consecutivos de la historia de la tierra. Desde la extinción de los dinosaurios o el gran calentamiento climático del inicio del Eoceno hasta nuestros días.

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Después de la clase de historia más interesante de nuestras vidas dejamos el lugar, como no, en fuerte ascenso para afrontar la subida más larga del día. Atravesamos bosques y pequeños barrios de baserris para llegar al barrio de Elorriaga. A partir de aquí buscamos la línea más alta de las lomas cimeras para no ganar ni perder mucho desnivel mientras nos acercamos a Zumaia. Vamos uniendo pistas de tierra con pequeñas carreteras siempre hacia el Este. Deberemos estar atentos cuando la tendencia sea claramente descendente para, antes de acercarnos a Zumaia, coger un camino en un cruce que baja hacia el mar en dirección Norte. Las marcas rojas y blancas del GR 121 nos servirán de guía para no perder este desvío. De este modo volvemos a acercarnos al mar por encima del acantilado. Nos encontramos a 100 metros de altura sobre el mar y disfrutamos de unas amplias vistas de la costa. A nuestra espalda esta la larga playa de piedras de Aitzuri y gran parte de la costa vasca a continuación. Y según vamos bordeando el monte podemos divisar la punta de Algorri con el mirador y las escalinatas que descienden al Flysch.

Ya sólo nos queda ascender a la espectacular ermita de San Telmo, que domina la preciosa playa de arena de Itzurun. Por las calles de la localidad costera descendemos dirección al centro donde terminamos esta ruta y podemos comenzar a recuperarnos en alguno de los bares que encontramos...

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