Pues ya están aquí las CicloPirenaicas, la nieve ha dejado paso a pastos verdes y muchos collados y puertos son ya accesibles a pie o mejor aun, en bici.
Aunque a cambio te regalan momentos como este que ni siquiera el buitre del fondo se quiso perder.
Finalmente el calor del astro rey disipa las nubes y nos regala un día inolvidable.
Aun me sorprendo mirando las lenguas de nieve en busca de continuidad para el esqui. De repente despierto y es ladera y camino lo que busco.
Es el dulce momento de transición estacional. La nieve se va y aparece el verde intenso.
Disfrutamos cual lagartos al sol que nos da energía.
La bici nos lleva muy lejos pero de vez en cuando tenemos que portearla en las zonas mas abruptas.
Es un tributo que con gusto pagaremos.
Parecen los Dolomitas, que nos miran, pero son las enormes peñas de un valle Pirenaico las que nos dejan recorrer el camino que apenas se distingue en su valle perdido.
Mientra Adán cumple uno de sus sueños, correr la Gigante de Piedra allá por el Sur. Raul y yo compartimos la primera CicloPirenaica del 2015 en toda su plenitud. Grandes momentos en bellos lugares.
No hay momento fácil, ni pedalada regalada. Cada metro se gana con esfuerzo y se disfruta como si fuera el ultimo.
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